Un conejo blanco

Hay días en los que una de repente se golpea con lo más crudo de la realidad y se queda pasmada mientras le sangra la nariz pero aún así es incapaz de reaccionar.
Ayer entró una mujer a la tienda con su hija de cinco o seis años. Venía a recargar el móvil y le compró un huevo de chocolate a su hija. Exactamente igual que cualquier otra madre y otra hija.
Hasta que llamaron a la mujer por teléfono y aquella si que no fue una conversación como cualquier otra.
Lo normal no es que a una le digan que su marido, con su cuñado y la policía se han presentado en la casa donde estás acogida para llevarse a tu hija.
Lo normal no es que a un padre le denuncie el hospital , la ginecóloga y asuntos sociales por abusar sexualmente de su hija pequeña.
Y sobre todo, no es normal que una mujer tenga que esconderse para que ni la policia le quite a su hija para dársela a su padre ni asuntos sociales lo haga si ella lo permite.
No entiendo como un hombre puede denunciar a su esposa por incumplimiento del régimen de visitas cuando está acusado de cosas tan horribles. Y menos aún que la policía le acompañe a buscar a su hija.
Ayer, esa madre y esa niña se escondieron durante hora y media conmigo en la tienda mientras buscaban una salida llamando a todo el mundo.
Y lo único normal de aquello fue que la pequeña me preguntó si yo tenía un conejo blanco con ojos rojos.
Le respondí que le preguntaría a la encargada mientras sentía que el mundo era una mierda por dejar que cosa así ocurriéran.